Rutina facial para adolescentes
A lo largo de la vida nuestro cuerpo va cambiando, así como lo hace eso aspecto y la composición de nuestra piel, que pasa por distintas fases a distintas edades: infantil, adolescente, joven, madura…
En cada una de esas fases la piel va a necesitar de unos cuidados específicos, independientemente de que la tengas seca o grasa o mixta.
Rutina facial para adolescentes
Seguramente los mayores cambios se producen en la adolescencia, y además es la etapa en la que más vergüenza o complejos pueden sufrirse por ello, ya que abundan los granitos, los puntos negros, la falta de brillo… La zona T (frente, nariz y barbilla) suele acumular grasa y hay que prestarle especial atención.
Es muy importante la limpieza, siempre. Es posible que a esta edad dé más pereza, pero la piel tiene memoria y es el momento de cuidarla para que esté perfecta el día de mañana. La limpieza es la clave para que todo lo demás (hidratación, sérums…) funcione. El agua micelar funciona muy bien, porque las micelas capturan las impurezas hasta de las zonas más profundas de tus poros, sin necesidad de que te frotes y aclares la cara. Como además realiza un efecto regulador del sebo, deja la piel de tu rostro, totalmente matificada, es decir, mate y sin brillos de ningún tipo. El agua micelar ayuda a que no se aprecie si tu piel es grasa o mixta, porque actúa sobre la pureza profunda de la piel. Haz de ella tu mejor aliada: hay que limpiar todos los días, mañana y noche sin excepción.
Ten en cuenta que las leches limpiadoras son para las pieles secas y maduras que han podido perder hidratación.
Las exfoliaciones periódicas también ayudan, siempre que no sean muy irritantes y no exfolies en exceso ni te frotes con la toalla, o acabarás por irritarte la piel. Hay que enjuagar bien con agua tibia para eliminar completamente el exfoliante, y secar con una toalla limpia, porque tus poros está abiertos y receptivos a suciedad y bacterias.
Termina tu rutina de limpieza facial con una crema hidratante adaptada a tu tipo de piel (con factor de protección solar, mucho mejor incluso en invierno). La hidratación previene y retrasa la aparición de escamas, arrugas y manchas prematuras y además, protege tu rostro de todas las amenazas del exterior. Es el agua que aportamos para que esté saludable y fresca. Por eso, cuanto más sana e hidratada esté tu piel, mejor te encontrarás.
Lo imprescindible para cualquier rostro es aplicar una crema teniendo en cuenta tu tipo de piel: grasa, seca, normal o mixta. Las encuentras en textura de crema, como mousse, en spray… elige la fórmula que te resulta más cómoda y aplícala a diario, para lograr un cutis mucho más terso y tonificado, sin sensación grasa y a la vez bien nutrida.
Y recuerda siempre que la constancia es la clave para lograr una piel cuidada y resplandeciente.