Redescubre los berros y mejora tu alimentación
Igual que existe una moda en la ropa o en el peinado, se puede considerar que existen también unas ciertas corrientes en la alimentación, que hacen que algunos productos se consuman más porque se han potenciado sus beneficios saludables, porque interesa al mercado o porque se incorporan como novedosos a las dietas tradicionales.
Sin duda recordarás el caso del aceite de oliva, del que hace unas décadas no se apreciaban todas sus propiedades y ahora es imprescindible en toda cocina que se precie. O las ventajas del pescado azul y su aporte nutricional. Los kiwis o el aguacate llegaron para quedarse, y durante un tiempo hemos tonteado con las bayas de Goji o el palmito.
Sin embargo, hay otros alimentos que con el paso de los años dejamos de traer a nuestras mesas y que ahora los restauradores y los cocineros están recuperando. Es el caso de los berros, una verdura que ya consumían nuestros abuelos y que por su valor nutricional podría ser calificado como un súperalimento.
¿Qué propiedades posee el berro?
Originariamente, el berro se encontraba de forma silvestre en las fuentes, en los riachuelos y en las aguas frías y limpias a la orilla de los arroyos, aunque desde hace un tiempo se produce también cultivado. En España su consumo se ha mantenido especialmente en Canarias, donde son conscientes de su aporte en calcio (que iguala al de la leche) y de que contiene más vitamina C que las naranjas. El berro se añadió a la dieta de los exploradores que circunnavegaron la Tierra para prevenir el escorbuto, (enfermedad que puede ser mortal y que es causada por la carencia de vitamina C). También fue muy popular entre los peregrinos del Camino de Santiago por sus propiedades antiinflamatorias.
El berro es una planta de rápido crecimiento, pues se recoge a los dos o tres días después de su germinación, lo que hace que se pueda mantener una plantación en activo durante todo al año.
Puede consumirse en ensalada, integrada en sándwiches, cruda, aliñada o la vapor.