El síndrome post vacacional afecta a cerca del 40% de la población

La depresión post vacacional o síndrome post vacacional es una realidad para unos y un invento de la sociedad moderna para otros. Es evidente que quienes no tienen vacaciones no sufren esa situación, y quienes no tienen trabajo, tampoco. Así que es más bien un rechazo a volver a la rutina, a los horarios impuestos, a las obligaciones.

Se manifiesta especialmente en las personas a las que desagrada su trabajo, se ven sometidos a mucho estrés o se agobian en situaciones de presión. Se presenta con malestar físico y emocional, se estima que dura entre dos y tres semanas, y que afecta al rendimiento laboral de quien lo padece. No puede decirse que sea una patología como tal, sino más bien un trastorno adaptativo, y la persona que lo sufre presenta una sintomatología similar al estrés.

Esta dolencia presenta también signos muy similares a los de cualquier depresión: tristeza, apatía, irritación, ansiedad, insomnio… Para enfrentarla lo mejor es retomar las costumbres poco a poco, pero introduciendo algunas novedades que añadan algo ilusionante. Es importante que seas consciente de que las vacaciones no son la única oportunidad que tienes para disfrutar de tu tiempo libre al máximo.

Por otra parte, es muy beneficioso buscar pequeños detalles que te alegren, o permitirte algún capricho los primeros días. Esta situación también puede servirte para detectar qué es lo que te desagrada de tu vida, laboral o personal, e intentar cambiarlo o modificarlo en parte.

El deporte, que genera endorfinas, o las aficiones, pueden servir para distraerte y alejar preocupaciones, para intentar desconectar de lo que puede hacerte sentir mal.

Si con el paso de los días aprecias que tu síndrome post vacacional se ha convertido en una depresión más intensa, o llega acompañado de depresión, taquicardias o temblores, no dudes en visitar a un especialista que pueda orientarte para superar esta situación.