Di sí a las chirivías en tu cocina
Diciembre un mes muy bueno para las verduras, unas que se consolidan y otras que preparan el terreno para que nos adentremos en una cocina más lenta y nutritiva que nos proporcione calor interno frente al frío.
Este mes vamos a recomendar la chirivía (Pastinaca sativa), una hortaliza de raíz que era muy popular en Europa antes de la llegada de la patata desde el Nuevo Mundo. Aunque ha estado durante mucho tiempo relegada de la cocina, diciembre es el mejor mes para reivindicarla e introducirla en nuestros menús. Su color es crema o marfil, si bien al cortarla encontramos un cuerpo más blanco y bastante compacto.
Se utilizaba tradicionalmente en potajes, guisos, sopas, purés, asados y, por supuesto, al vapor.
¿Por qué es recomendable la chirivía?
En primer lugar, porque es económica, nutritiva y muy sabrosa. Tiene un sabor parecido al de la zanahoria, si bien es algo más dulzona y con un aroma muy característico, como anisado.
Además tiene un gran aporte nutricional pero sin llegar a las calorías de la patata, ya que posee un notable contenido de azúcares naturales. Suma gran cantidad de fibra, potasio y vitamina C. Es una hortaliza de fácil digestión, muy indicada para personas con un estómago delicado y dolencias intestinales, porque la fibra dietética de la chirivía ayuda a regular el tránsito intestinal.
Por su efecto saciante se emplea en dietas que controlan los hidratos, y absorbe gran cantidad de agua cuando se cuece, por lo que su volumen aumenta y puede constituir un alimento recomendado para controlar la ingesta por cantidades.
Asada es muy sabrosa, porque cuando se caramelizan sus azúcares, concentra al máximo su sabor y proporciona una textura crujiente por fuera y cremosa por dentro. Es muy recomendable para cremas, sopa juliana o rayada muy fina en ensaladas.
Ya lo sabes: aprovecha su precio económico, sus propiedades saludables y su sabor original y haz de la chirivía una hortaliza más de tu cocina sana.