Aumento de pómulos con rellenos
Si los ojos son el reflejo del alma, no es menos cierto que un rostro con armonía hace que la persona que mira vea más belleza, y la que es mirada se sienta mucho mejor consigo misma. Pero esa armonía puede perderse con la edad o, incluso, no haberla tenido nunca. Para conseguirla muchas personas se someten a cirugía plástica, como a un aumento de pómulos o a una rinoplastia.
Un método menos drástico para modificar las facciones de la cara es el de los rellenos. Este se encuentra de forma natural en nuestra piel, cartílagos o articulaciones. Una de sus funciones en la piel es hidratarla y mantenerla joven, por lo que añadirla supletoriamente siempre es una buena idea, ya sea en forma de crema o de inyecciones.
La crema aportará una hidratación extra antiedad que con otra que no lo contenga no se conseguiría. Las inyecciones van un paso más allá, dando volumen a la zona donde se apliquen, en este caso concreto, los pómulos.
Es una intervención rápida e indolora, pues se aplica una crema anestésica que hará imperceptibles los pequeños pinchazos que requerirá. El posterior proceso de recuperación es mínimo, y sus posibles efectos secundarios muy leves, como hinchazón, hematomas o coloración de la zona y desaparecen en varios días. Sus resultados son visibles al momento y, además, se puede hacer en varias sesiones para que sea progresivo hasta conseguir el efecto deseado.
Este suele durar entre un año y dos, por lo que si la persona que se somete a él se arrepintiese solo tendría que dejar pasar sus efectos. Por el mismo motivo, habrá de hacerlo regularmente para mantenerlos. Se recomienda a su vez, para prolongar el efecto de estas inyecciones, una dieta rica en alimentos como pollo, pavo, espinacas o brócoli, tomar suplementos alimenticos y usar cremas para mantenerse joven por más tiempo.